sábado, octubre 25, 2008

Un museo de monstruos ficticios (4)

Las criaturas que forman parte de esta serie son demasiados extrañas para caber en cualquier otra clasificación. Los europeos, desde la más remota antigüedad hasta bien pasado el Renacimiento, creían que había una gran variedad de bestias extrañas en el mundo, viviendo en los océanos, en los lejanos rincones del mundo o en el sótano de sus vecinos. Las explicaciones ofrecidas para esclarecer la aparición de estas extrañas criaturas fueron cambiando con el paso del tiempo: a veces se las consideraba una prueba del enojo divino y en otras ocasiones eran simplemente una deformidad de la naturaleza.

Año: 1671.
Científico/artista: Athanasius Kircher.
Publicado originalmente en: Ars Magna Lucis et Umbrae.
Publicación actual: "Between Carnival and Lent: The Scientific Revolution at the Margins of Culture" por Paula Findlen en Configurations, Spring 1998.

Una forma de reducir el espanto reinante en la naturaleza era darle un toque de humor. Kircher, famoso por su sentido del humor —le gustaba vestir a los gatos con trajes diminutos—, se adaptaba muy bien a este cometido. Son ejemplos de sus bromas sobre la naturaleza las rocas que mostraban dibujos y las plantas de las que crecían hombrecillos. A la larga, la alegría à la Kircher no prevaleció y científicos como Francis Bacon y Robert Hooke acentuaron la seriedad de la investigación científica. El buen humor se reservaba para los trabajos "vulgares" dirigidos a las masas incultas, a las mujeres y a los niños.

Fuente: Strange Science (en inglés).

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