jueves, marzo 27, 2008

Un proyecto minero amenaza la tumba de Nietzsche


Así como lo leen y según cuentan en esta página (en inglés). La nota periodística dice aproximada y resumidamente lo siguiente:

La aldea de Röcken, al sur de Leipzig, tiene 170 habitantes, una iglesia estilo románico y un estanque de patos. Tiene importancia histórica, pues el filósofo Friedrich Nietzsche nació y fue enterrado allí. Pero también la geología tiene algo que decir, porque Röcken está sobre una veta de lignito, una variedad de carbón, que atrajo el interés de la compañía minera más grande de la región.

Para poder extraer el carbón, todo el pueblo tendrá que ser reubicado, incluyendo los restos de Nietzsche, sus padres y hermana.

En los años '90, se implementaron varias iniciativas para reacondicionar aquellos lugares de la aldea estrechamente relacionados con la vida del joven Nietzsche en Röcken —la vicaría de su padre, donde el filósofo pasó los primeros seis años de su vida, fue renovada y las caballerizas aledañas se convirtieron en un museo—. En estos momentos la aldea se debate entre su cultura y el carbón.

Por un lado, el trabajo que daría la mina es importante porque en la región hay un veinte por ciento de desempleados y además podría ayudar a detener el éxodo de la población, la que desde la reunificación alemana descendió casi en un cuarenta por ciento. Pero por el otro, la mina de carbón viene con un alto precio a pagar: la devastación del paisaje, tanto cultural como natural.

No obstante, los tres partidos políticos mayoritarios de la región están a favor de la instalación de la mina de lignito. El único que se opone a la medida, el Partido Verde, tiene mayoría en Röcken y en otras aldeas, pero no llega al cinco por ciento en el total de la región. De todos modos, si bien se vienen realizando perforaciones de prueba desde el 2006, la instalación de la mina no es inmediata.

Es difícil saber que habría dicho el propio Nietzsche sobre el asunto. Mientras que no parece haber nadie a quien le guste ser molestado en el lugar de su descanso final, Nietzsche se opuso a lo que llamó la historia monumental. En una de sus meditaciones intempestivas, De la utilidad y de los inconvenientes de los estudios históricos para la vida, de 1874, advirtió contra la clase de historia que sirve a la vida del pasado de tal forma que entierra la vida por venir.

Dejando a un lado la cita —estoy seguro que hay muchas otras esparcidas por la obra de Nietzsche que podrían oponerse a ésta, pero no tiene sentido iniciar una guerra de citas—, a mí todo este asunto me parece muy cruel. No creo que sea posible subordinar los lazos culturales con el pasado y con la tradición a una cuestión económica —incluso pasajera, porque el carbón sólo alcanza para unos pocos años— sin admitir la conclusión de que nada importa en esta vida sino la subsistencia, para unos, y el enriquecimiento, para otros. De prosperar la iniciativa minera, ya no me quedarán dudas de que los alemanes se han empobrecido vitalmente. Quizá sean más ricos, pero no todo es dinero en este mundo.