martes, octubre 30, 2007

Colón y la historia de la Tierra plana

Tiempo atrás, mientras leía en el último verano La revolución copernicana de T. S. Kuhn, me encontré de repente con una cuestión que al principio no tuvo explicación, un típico contrasentido.

En ese libro, Kuhn, al desarrollar la historia de la astronomía, muestra que desde la antigüedad hasta Copérnico, el esquema conceptual dominante es el universo de las dos esferas, iniciado en sus aspectos cosmológicos por Platón y Aristóteles, entre otros, y perfeccionado en sus aspectos astronómicos por Ptolomeo. Una de las esferas, la interior, corresponde a la Tierra; la otra, la exterior, corresponde a las estrellas. Aristóteles y Ptolomeo ofrecen varias pruebas de la esfericidad de la Tierra, y ésta se constituye en una noción comúnmente aceptada en el mundo antiguo. Llegada la Edad Media los estudios astronómicos se interrumpen en Europa, pero los árabes continúan trabajando dentro del marco del universo de las dos esferas; luego, a partir del primer renacimiento, siglo XI, los europeos retoman la actividad científica dentro del mismo esquema conceptual, a partir de fuentes árabes. Ya en el siglo XV, Colón concibe sus planes basándose en la esfericidad de la Tierra.

Algo no parecía estar bien. Cuando cursé la primaria nos enseñaron que Colón, convencido sostenedor de la Tierra globular, encontró una fuerte oposición a sus propuestas por parte de los sabios de la época, quienes sostenían, entre otras cosas, que como la tierra era plana, sus planes fracasarían irremediablemente.

Ahora bien, me pregunté: ¿Cómo es posible que los eruditos contemporáneos de Colón sostuvieran que la Tierra era plana si todos los astrónomos de la época eran ptoleimaicos, y como tales, sabían que la Tierra tenía una forma esférica? Kuhn menciona algunas fuentes de la teoría sobre la Tierra plana, pero afirma que nunca formaron parte de la doctrina oficial de la iglesia y que fueron rápidamente olvidados.

Una de dos: o Kuhn estaba totalmente engañado, o los engañados fuimos los chiquilines de los '60.

En aquel momento busqué una respuesta por la Red y encontré algunas pistas, pero nada de fuentes. Hace unos días el tema volvió a surgir en Snark, así que volví en búsqueda de fuentes. Esta vez encontré una pista que parece ser más sólida.

En esta página afirman, basados en un artículo de Owen Gingerich (1), un conocido astrónomo e historiador de la ciencia, que la idea de que Colón viajaba para demostrar la esfericidad de la Tierra es una falsedad que surge de la biografía que escribió Washington Irving (2) sobre el almirante, en la cual mezcla sin demasiados escrúpulos realidad y ficción.

Lamentablemente no tengo acceso al artículo de Gingerich, así que no puedo decir mucho más al respecto —¿alguien puede?—. En cambio sí pude acceder a una copia del libro de Washington Irving. El capítulo clave se llama Colón ante el Consejo de Salamanca: es muy interesante como largo, así que lo copio en varias entradas, comenzando con el último párrafo del capítulo anterior (respeto la ortografía del original):

Fernando conocía demasiado á los hombres, para no apreciar el carácter de Colon. Percibió desde luego que por atrevidos que fuesen sus proyectos, y por magníficas que fuesen sus teorias, estribaba el plan en fundamentos científicos y prácticos. La posibilidad de hacer descubrimientos mas importantes aun que los que habian engrandecido a Portugal alhagó su ambicion. Se mantuvo, sin embargo, como lo tenia de costumbre, frio y cauteloso, y resolvió oir la opinion de los hombres mas sábios del reino, ántes de adoptar una resolucion definitiva. Refirió consiguientemente el negocio á Fernando de Talavera, mandándole juntar en asamblea los astrónomos y cosmógrafos mas entendidos de España, para que tuviesen una conferencia con Colon, examinasen las bases de su teoria, consultasen despues entre ellos y expusiesen su opinion.


Capítulo IV.
Colón ante el Consejo de Salamanca.


En la ciudad de Salamanca fue donde se celebró la interesante conferencia sobre la proposicion de Colon. Hospedóse Colon en el convento de dominicos de san Estévan, donde fue dignamente tratado, y en el mismo edificio tuvo lugar el famoso exámen.

La religion y la ciencia estaban en aquella época, sobre todo en España, íntimamente unidas. Existian los tesoros del saber casi exclusivamente en los cláustros de los monasterios. El dominio del clero se extendia al estado, lo mismo que á la Iglesia, y los empleos de honor y de influjo de la corte se confiaban casi todos, á los eclesiásticos y á la nobleza hereditaria. Frecuentemente se veian cubiertos con los arreos militares, á los que se hallaban investidos con las primeras dignidades de la Iglesia. Aquella edad se distinguia por el renacimiento de las letras, y mas aun por la preponderancia del celo religioso; y España sobrepujaba á todas las naciones de la cristiandad en el fervor de su fe. La inquisicion acababa de establecerse en el reino, y eran temibles sus fallos para cuantos manifestaban opiniones de cualquier modo heterodoxas.

Con estas ligeras pinceladas dejamos descrita la época en que un consejo de sábios eclesiásticos se juntó en el convento y colegio de S. Estévan para examinar las nuevas teorias de Colon. Formaban la asamblea y otros ramos de ciencias, varios dignatarios de la Iglesia, y muchos doctos religiosos. Delante de esta erudita sociedad se presentó Colon á establecer y defender sus conclusiones. Las gentes vulgares é ignorantes le habian escarnecido, y mofádose de sus proyectos; pero él estaba penetrado de que como lograse hacerse oir de una corporacion científica, esta le haria justicia, dando crédito á sus proyectos calificados, por el vulgo necio, de insensatos.
Continúa mañana.


(1) Owen Gingerich, La astronomía en tiempo de Colón, en Investigación y Ciencia, 196 (1993), pp.6-11. La versión inglesa se publicó como Astronomy in the age of Columbus, Scientific American 267(November):100-105.

(2) Washington Irving, Vida y viajes de Cristóbal Colón, Madrid, Gaspar y Roig, 1851.